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Mientras la lluvia interminable caía a cántaros y los ríos se desbordaron desde principios de año hasta la primeras semanas de abril, varias provincias del Ecuador sufrieron un diluvio sin precedente que dejó devastación a su paso. Hogares sumergidos y familias desplazadas, este evento catastrófico no es un incidente aislado; Ecuador ha experimentado un preocupante aumento de inundaciones en los últimos años, agravado por el calentamiento global, problemas meteorológicos y el Fenómeno del Niño—el fenómeno climático de temperaturas del mar más cálidas de lo normal en el Océano Pacífico. Comunidades que antes prosperaron ahora se enfrentan a amenazas ambientales recurrentes, mientras el gobierno intenta luchar por mantenerse al día con los crecientes desafíos.
Profundizando en el impacto de las recientes inundaciones en las vidas de más de 140.000 ecuatorianos, las pérdidas económicas también han sido motivo de gran preocupación durante las labores de respuesta. Sólo el sector agrícola se ha enfrentado a la pérdida de 18.000 hectáreas de cultivos. Además, el sector ganadero tuvo más de 50.480 animales afectados y 62.000 animales muertos. También, un deslizamiento de tierra rompió el Oleoducto Transecuatoriano, derramando crudo y aceite en los ríos que eran la principal fuente de agua potable y riego para más de 300.000 personas.
El Instituto Nacional de Metereología e Hidrología (INAMHI) brinda información acerca del clima, agua y tiempo mediante publicaciones científicas en Ecuador. Esta institución ha encontrado que las intensas lluvias son producidas por el alto contenido de humedad, la concentración del viento en zonas tropicales, varias intensas ondas tropicales, el cambio climático y el influyente calentamiento global.
“En mi opinión, el cambio climático está aumentando la vulnerabilidad de Ecuador debido al incremento de lluvias [torrenciales] que debilitan los ecosistemas naturales,” Carolina Puaquiza (12) dijo. “La falta de políticas ambientales ha limitado la capacidad del país para responder eficazmente a estos desastres.”
Desde 1970 hasta la actualidad, Ecuador ha lidiado con sofocantes lluvias e intensas inundaciones durante los meses de invierno, que representan el mayor número de amenazas reportadas por causas hidrometeorológicas. Así, desde enero, se han reportado 2,000 casos de inundaciones por los fuertes diluvios durante la temporada invernal. Entre estos eventos se destacan los deslizamientos de tierra (39,92%), las inundaciones (39,83%), colapsos estructurales (5,44%) y socavamientos (5,09%), que es cuando se forman agujeros bajo el suelo por la erosión del agua. Otro dato importante proviene del sector agrícola, donde las pérdidas fueron altamente perjudiciales, con 18,000 hectáreas de cultivos perdidos. Además, el sector ganadero contó con más de 50,478 animales afectados y 62,000 animales muertos.
“Las inundaciones en Ecuador han causado graves pérdidas en comunidades rurales, agravadas por la mala interacción humana con el medio ambiente,” Alisson Redrovan (12) dijo. “Para apoyar a los afectados, es crucial organizar [actividades de recaudación de fondos] para facilitar su recuperación.”
El gobierno se hizo presente junto con la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) activando un plan de emergencia que durará 60 días. Este plan cuenta con ayuda inmediata a cientos de familias que son o fueron afectadas por las destructivas inundaciones. Además, provincias como Guayas, Los Ríos, Manabí, El Oro, Esmeraldas, Santa Elena, Loja y el Azuay permanecerán en estado de emergencia por el mismo periodo de tiempo. Además, cuentan con alertas rojas, naranjas, y amarillas, dependiendo el nivel de riesgo. El gobierno cuenta con 28 alojamientos temporales activos por todo el país, en los que actualmente se encuentran más de 254 personas refugiadas por la pérdida de su hogar. La SNGR estuvo muy activa durante estos meses, entregando cerca de 208,000 bienes de asistencia humanitaria, que consisten en un kit de alimentos, aseo, colchones y de limpieza para los albergues.
La situación en Ecuador es crítica debido a las intensas lluvias torrenciales y su impacto en la población. Además, se acumuló un saldo trágico de 20 personas fallecidas. A medida que INAMHI advierta sobre la continuación de estas precipitaciones, la situación se vuelve aún más delicada en diversas regiones del país. Con un ambiente propicio a desbordamientos y tormentas eléctricas, las comunidades y el gobierno deben tomar precauciones para proteger sus hogares y familias. Por otro lado, a pesar de los múltiples desafíos que se han presentado, la población ecuatoriana brilla en medio de las adversidades. Es crucial que se implementen medidas para disminuir los factores que contribuyen a estas catástrofes climáticas y se promueva un mejor plan para resolver estos problemas ambientales en el país. Las familias ecuatorianas pueden ofrecer servicio voluntario para limpiar los residuos y desperdicios de las inundaciones, además de que pueden realizar donaciones de víveres para personas que perdieron su hogar. Es así como la capacidad de adaptación y la solidaridad de muchos ciudadanos serán cruciales para superar esta crisis y mitigar el impacto de futuros eventos.